sábado, 19 de enero de 2008

Contra natura

Ir “contra natura” ha sido habitualmente atribuido a aquellas acciones que se salían de lo políticamente correcto ó socialmente aceptado. Personalmente estoy a favor de la libertad personal y de que cada uno explore nuevas formas de hacer las cosas, porque la diversidad es el motor de la evolución y por tanto del enriquecimiento del ser humano.

Sin embargo, creo que a veces es muy conveniente fijarse en la naturaleza que nos rodea. No en vano, yendo más allá de lo que entendemos a veces como naturaleza (árboles, ríos, mares, etc.), nosotros mismos formamos parte de la Naturaleza, aunque a veces el hombre tenga la tentación de estar por encima de ella ó de poder influir en el natural transcurso de la misma. (La finalidad de este escrito no es discernir sobre el cambio climático (soy escéptico, hay que decirlo), pero qué duda cabe de que cuando la Naturaleza ruge en todo su esplendor, ya sea en forma de terremotos, huracanes, tsunamis, etc., el ser humano se ve incapaz de controlarla y cualquier obra de las que se siente tan orgulloso (edificios, puentes, etc.), caen doblegados rápidamente. Por ello, pienso que infravaloramos enormemente a la Naturaleza y sobrevaloramos el poder del hombre. De cualquier manera, piense usted que todo el movimiento relativo al cambio climático, como tristemente cualquier otra acción que emprende últimamente el hombre, está motivada por intereses económicos. ¿O qué empresas creen que salen favorecidas de todo el movimiento anti-contaminación?)

Dado que formamos parte de la Naturaleza, en la mayor parte de los casos nos movemos según sus dictados: instintos como la supremacía del más fuerte mueven a multinacionales enteras, impulsos de perpetuación de la especie nos empujan a formar nuevas generaciones sin siquiera pensarlo y a actuar en caso de accidentes para proteger a nuestros semejantes, comer y dormir son acciones que todo ser humano realiza y a las que dedica sus esfuerzos (no en vano, conseguir dinero mediante el trabajo garantiza la comida y un sitio donde dormir)… En definitiva, en una sociedad que pensamos tan civilizada y controlada por el hombre, los instintos animales profundamente arraigados son lo que verdaderamente mueven los hilos más altos del comportamiento humano.

Además de la propia pertenencia a la Naturaleza, existen otros factores que nos pueden empujar a fijarnos en lo que nos rodea. Gran parte de los inventos del hombre que han mejorado la calidad de vida están basados en la propia Naturaleza: fármacos que imitan los efectos de sustancias naturales, aviones que vuelan como los pájaros y barcos que cruzan los mares como troncos sobre ríos, materiales aislantes con estructura similar a la dermis de los animales, pegamentos y tejidos basados en compuestos químicos presentes en telas de araña, materiales estructurales de edificios que presentan una morfología similar a los huesos… una enorme lista, que nos hace ver que la naturaleza es el objetivo a conseguir.

No en vano, simplemente basta con mirar al hombre para saber que se trata de la máquina más precisa: no hay ninguna otra máquina con tal capacidad de aprendizaje y de relación con sus semejantes, perfectamente aislada del exterior con una piel impermeable que se adapta a las diferentes condiciones de temperatura y salinidad, se alimenta de una variedad infinita de sustancias y genera unos deshechos que no requieren ningún tipo de tratamiento, cinco sentidos que le permiten interactuar con el media completamente, posibilidad de movimiento prácticamente ilimitado, capacidad prensil en las manos que le permite manipular objetos y repararse a sí mismo… Y fundamentalmente, capacidad de reproducirse y de mejorarse a sí mismo. En definitiva, ninguna máquina podría si quiera soñar con parecerse al ser humano.

Por tanto, creo que en lo sucesivo la inventiva del ser hombre debería estar inspirada en el propio hombre, y yendo más allá en la propia Naturaleza. En este punto es en el que entra en juego el razonamiento referente a la energía.

Hemos visto que gran parte de las acciones del ser humano están motivadas por instintos animales marcados por su pertenencia a la Naturaleza, y que el propio ser humano es la máquina más perfecta que tiende a mejorarse a sí mismo fijándose en la propia Naturaleza. Sin embargo, existe un ámbito de la ciencia en la que el ser humano ha ido “contra natura”. Y éste es sin duda, la energía.

El hombre optó en un momento dado por la electricidad como combustible para el motor de la evolución, llegando al extremo de que hoy en día prácticamente es impensable la vida y la propia evolución sin la electricidad. Cualquier máquina utilizada en la vida cotidiana, ó aquellas necesarias para la evolución, dependen en gran medida de la electricidad. Esta electricidad la obtiene el hombre a partir de fuentes de energía fósiles fundamentalmente, aunque últimamente se están consiguiendo otras. A grandes rasgos, la energía fósil (petróleo, gas natural, carbón), se quema en grandes máquinas que mediante movimientos rotativos arrastran a grandes dinamos (como la de las bicicletas) que producen electricidad y la vierten al sistema de red mundial. La energía fósil también es utilizada en la combustión de motores que en mayor o menor medida necesita el hombre: transporte, calefacción, etc.

El problema de ésta energía fósil (escondida en las profundidades de la tierra como si no hubiera que haberla descubierto y producto de los deshechos de la propia evolución) es que su combustión produce una serie de contaminantes muy dañinos para la Naturaleza. El monóxido y dióxido de carbono, el azufre… no tienen un protagonismo excesivo en la naturaleza más que cuando el hombre quema estos compuestos fósiles. A priori parece que esta actitud del hombre si va “contra natura”, a diferencia de muchas otras perfectamente compatibles con el entorno.

En definitiva, el ser humano depende hoy en día de una energía fósil, que supone un riesgo para el propio ser humano, puesto que daña a la Naturaleza y se daña a sí mismo, dado que su localización se encuentra focalizada en puntos concretos del Globo, lo que ocasiona guerras entre pueblos por el control de estas bolsas de energía fósil.

Sería muy difícil cambiar hoy en día la estructura social, organizada en base a las energías fósiles, no solo por la propia morfología de las máquinas que están preparadas para quemar dicha forma de energía y generar movimiento ó electricidad, sino por el propio entramado económico y social, orientado al control y rendimiento económico de la misma. No en vano, en la economía (otro invento del hombre que no tiene precedente en la Naturaleza sin él), el precio de estas energías fósiles hunde países enteros. Además, gran cantidad de productos secundarios derivan de éstos: plásticos, etc.

Pero no por ser difícil deja de merecer la pena intentarlo. Mirando al cielo y fijándonos en las estrellas se puede averiguar (como Ícaro al mirar a los pájaros) cuál sería la forma de energía compatible con la naturaleza (en cuanto a contaminación y reparto igualitario para todos los seres humanos): La fusión nuclear originada en las estrellas es la forma de energía más antigua conocida y la que nos alimenta de luz y calor desde el principio de los tiempos. Parece evidente que el ser humano tendría que aspirar a controlar y reproducir a su voluntad dicha forma de energía.

En las estrellas, la fusión nuclear se produce entre átomos de hidrógeno, resultando un átomo con menor masa que la de los originales. La diferencia se libera en forma de energía (E=mc2). En la Tierra, tenemos cantidades ingentes de hidrógeno en el agua del mar. Puede ser que el mar lleve tanto tiempo ahí, a nuestra disposición, y que todavía no nos hayamos dado cuenta de su verdadera finalidad….

Resulta curioso pensar que el hombre tuvo un día en sus manos su propio futuro. ¿Cómo sería hoy en día la vida si la evolución no se hubiera basado en el desarrollo de máquinas de combustión y de la electricidad? ¿Qué tipo de vida llevaríamos si Watt, Coulomb ó Farady no se hubieran empeñado en escudriñar las entrañas de la Naturaleza? Imaginemos un mundo tan avanzado y global como el actual, pero sin máquinas ó electricidad... Si todo empezara otra vez, al cabo de millones de años desde el Big Bang, ¿existiría de nuevo el microondas? ¿Y el coche? Es difícil de creer… Pero entonces, ¿qué utilizaría en su lugar el ser vivo de turno para calentar su fuente de energía primaria (alimentos)? ¿Qué utilizaría para desplazarse más rápido y lejos que lo que su propia morfología le permitiera? Probablemente cosas que jamás lleguemos a imaginar.

La Guerra de los botones

En 1912 (hace casi un siglo) se publicó la “Guerra de los botones”, de Louis Pergaud, una novela en la que se relata encantadoramente las encarnizadas disputas entre los chavales de dos pueblos rivales, Longeverne y Velrans. Describe perfectamente la sarta de insultos, intrigas, jugarretas y malicias que volaban de un bando a otro en el natural desarrollo de la infancia.

Cuando leí este libro, el cual recomiendo encarecidamente, no pude sino sentirme identificado con él (creo que todo el mundo lo haría) porque describe de manera efectiva la inofensiva maldad propia de los individuos de una edad determinada. Recuerdo perfectamente que siendo niño y adolescente también participé en verdaderas intrigas maléficas con mis amigos, las cuales vistas con el paso de los años nos sorprenden a todos por no haber acabado con alguno de nosotros con algún tipo de minusvalía o en algún sitio peor. Pedradas a bocajarro en descampados llenos de ruinas, patadas en los tobillos corriendo por los pasillos del colegio, escupitajos, estrangulamientos, caídas desde alturas tremendas, secuestros, exhibiciones públicas forzadas en ventanas de centros públicos, linchamientos, petardos… Actividades que serían consideradas en alguna comisaría torturas a supuestos terroristas eran desarrolladas con total impunidad entre mi grupo de amigos y los niños de Longeverne y Velrans.

Sin embargo, y a pesar del salvajismo extremos que llegábamos a desarrollar, siempre teníamos presente una serie de valores intocables, inculcados por nuestros padres y profesores. Valores que estaban por encima de cualquier pacto secreto o juramento a sangre. Valores como el respeto a los mayores y a los compañeros no rivales, el perdón, la benevolencia, el trabajo duro y responsable, la honradez y sinceridad… Valores que han conseguido que los integrantes de aquel grupo de desalmados hayan terminado uno a uno una carrera universitaria, que sean personas respetables y de provecho para la sociedad y que estén pensando en formar una familia.

Hoy en día, siguen viéndose en las calles y colegios actividades de salvajismo, pero con una salvedad. Es un salvajismo no controlado, a diferencia del que se producía antes, que siempre se encontraba vigilado desde la lejanía por “los mayores”. Actualmente, el salvajismo no viene acompañado por un respeto a los valores ni a los mayores: la figura del padre ó el profesor no inspira respeto ni sabiduría, muy al contrario es objeto de dicho salvajismo. En este contesto, el vandalismo en el que vivimos está completamente descontrolado, puesto que no hay ningún instrumento que transforme esa furia de caballo desbocado que supone la adolescencia del gamberrismo al afán por progresar honradamente en la sociedad. Muy al contrario, el ímpetu adolescente se ve canalizado del gamberrismo a la perversión de la sociedad y en ocasiones a la delincuencia.

Esto se ve reflejado día a día en la sociedad: niños que pegan a los profesores ó a sus propios padres, asesinato de mujeres a manos de sus parejas, una falta de civismo y educación absoluta en la gente joven, que no saben ya ni lo que es ceder el paso al pasar por una puerta, que no tienen ningún problema en levantar la voz para gritar en medio de la calle por cualquier malentendido, que no poseen una ética definida en el trabajo y avanzar por encima de los demás pisando a los compañeros es lo más normal…En definitiva, una sociedad profundamente egoísta, en la que el individuo es lo primero y busca su beneficio personal por encima de cualquier cosa, y en la que el respeto no tiene cabida.

Una generación sin educación es un torpedo dirigido a la línea de flotación de la sociedad. No concibo nada peor que una generación sin respeto por los demás, ya que cualquier problema que surja puede derivar en acciones impredecibles que pueden dar lugar a enfrentamientos fuertes. Deberíamos intentar retomar los valores de convivencia que forjó la sociedad a lo largo de tantos años y volverlos a instaurar en las familias, colegios, instituciones y la sociedad en general. De otra manera, estaremos destruyendo lo conseguido por nuestros antecesores.

jueves, 3 de enero de 2008

La perversión de la democracia

He conocido a varios políticos durante mi vida, algunos de ellos en persona. Cierto es que las generalidades son injustas con los individuos que se salen de la norma, y que no sirve de nada analizar un todo homogéneo porque enmascara las particularidades de las diferentes partes, pero en algunas ocasiones es útil utilizar una especie de metonimia para caracterizar a un grupo de personas en función de los rasgos más característicos de los individuos más representativos, dada la influencia que estos últimos ejercen sobre el conjunto.

Dicho esto, continuaré mi razonamiento sobre “algunos” de los políticos que he conocido hasta la fecha. Para entenderlo bien, he de decir que la mayor parte de ellos me han decepcionado bastante, y he llegado a la conclusión que ha sido debido a la sensación de ineptitud y desperdicio de poder para hacer mejorar la vida de los ciudadanos. Ello añadido, en ciertos casos, con una buena dosis de corruptela cateta. En definitiva, y en resumen, una gran falta de profesionalidad en la función que se les ha atribuido, y esa es la verdadera clave.

La falta de profesionalidad. En cualquier otro tipo de trabajo, autónomo ó vinculado a una empresa, prima por encima de cualquier cosa los resultados obtenidos, y se busca la máxima idoneidad del individuo al puesto, bien sea por méritos profesionales previos ó por titulación académica. Suelen buscarse buenos profesionales porque resultan rentables a la empresa: el sueldo que reciben es muy inferior al dinero que gana la empresa por su trabajo.

En política, sin embargo, ocurre todo lo contrario. La mayor parte de los políticos que he conocido ocupan puestos de responsabilidad únicamente como recompensa por el tiempo dedicado al partido y por haber “tragado” hipócritamente durante años a sus superiores, independientemente de la valía profesional para el puesto en cuestión y por supuesto de la titulación académica. Esto deriva en una total ineficacia y en una rentabilidad nefasta para las cuentas públicas.

La situación es extraordinariamente grave, dada la responsabilidad depositada en estas personas: sus decisiones influyen directamente en la vida del resto de ciudadanos, ya que manejan las cuerdas más generales de la ordenación social, ya sea en pueblos, ciudades o países. “Juegan” con el dinero tan arduamente conseguido por los ciudadanos y posteriormente cedido al Estado y las Instituciones, invirtiéndolo ó gastándolo en actividades que pueden afectar a la vida de millones de personas durante grandes periodos de tiempo, como cualquier tipo de decisión que se tome en lo relacionado con la educación de una generación entera de ciudadanos.

Sería necesario que la clase política reflexionara profundamente sobre su idiosincrasia. Iría en contra de la propia democracia el profesionalizar al político, dado que la libre elección de los ciudadanos de sus representantes en las instituciones es la base de este sistema político, pero el espíritu debería ser ese. Buscar para puestos que tanta responsabilidad e influencia tienen a los mejores profesionales en cada campo (independientemente de tratarse de una concejalía de pueblo ó de un ministerio). En el origen de la democracia griega no existían representantes como tales, la soberanía recaía sobre el pueblo directamente. Con el tiempo se demostró que la democracia representativa era la forma de gobiernos más perfeccionada, pero dichos representantes eran grandes hombres de las ciencias y las letras, filósofos, eruditos… gente en definitiva capacitada y con conocimientos suficientes para tomar decisiones en sus campos de actuación. No se trata de crear una oligarquía, con una clase superior privilegiada que dicte sobre el pueblo; sí deberían exigirse sin embargo unos mínimos, como en cualquier trabajo.

Hoy asistimos estupefactos a la proliferación de políticos de tres al cuarto, que tienen que mentir sobre sus innumerables títulos universitarios para tener algo de crédito, que son incapaces de dar una a derechas, a pesar de contar con más medios que en ningún otro momento de la historia. Y esto perversión de la democracia es, cuanto menos, incomprensible.

martes, 1 de enero de 2008

Leitmotiv

Esta propuesta en forma de blog pretende ser varias cosas a la vez, quizás demasiadas, aunque que duda cabe de que la complejidad es sin duda una de las características más bellas de la naturaleza, y algo sintomático de la importancia de la misma. Aunque tiempo habrá para hablar de la Naturaleza más adelante...

Por tanto, y dado que lo más importante cuando se da comienzo a cualquier tipo de empresa es encontrar el principio, diré que este blog quiere dar cabida por un lado a todo tipo de iniciativas, comentarios, impresiones, decepciones, alegrías, reflexiones, vivencias y demás sentimientos del género humano. Cualquiera es libre de publicar lo que quiera, con orden o sin él, puesto que una de las características que hace grande al ser humano es la capacidad de crecer en conocimiento sumando las aportaciones individuales de los individuos integrantes del mismo, que aprovechan lo que otros individuos han "pensado", y que de manera individual probablemente ni llegaran a imaginar. Esta retroalimentación del género humano es sin duda irrepetible. Aunque tiempo habrá para hablar del ser humano más adelante...

Por otro lado, este blog quiere tener también un lado más ordenado y orientado fundamentalmente a la sociedad actual en la que vivimos. Esta sociedad que todo el mundo percibe como mejorable, pero en la que nos encontramos inmersos, en ocasiones arrastrados, y sin posibilidad de influir en ella de manera directa. Muchas veces, sin posibilidad de influir si quiera en nuestra propia vida de manera directa. ¿No ha tenido usted nunca la sensación de que la clase política, los medios (TV, radio, etc.), no estaban a la altura de las circunstancias? ¿No se siente manipulado por dos (tres a lo sumo) vertientes ideológicas, con sus herramientas de comunicación funcionando a plena maquinaria, cual Propaganda nazi, que dictan día y noche cómo tiene que pensar y a quién tiene que votar? ¿No ha pensado alguna vez que las empresas y los bancos son los señores feudales del siglo XXI, amos y señores que esclavizan a sus súbditos con el yugo de una hipoteca y un trabajo para poder pagarla?... En esta situación de alineación, sólo cabe tener herramientas para que la opinión verdadera de los seres humanos tenga una vía de expansión que no dependa de los canales controlados por políticos y empresas. Porque quizás en algún momento sea necesario tener esta vía de libre expresión realmente desarrollada. Como diría un compañero de GE: "just in case". Tiempo habrá de hablar de estos asuntos largo y tendido...

En tercer lugar, este blog quiere dar cabida a todas aquellas manifestaciones de investigación serias, con contenido y base científica, que aporten conocimiento y desarrollo. Vivimos en una época en la que los avances científicos se orientan en gran medida a su posterior aplicación comercial (volvemos en este punto a la influencia de las empresas, según párrafo anterior), pero desde el despegue de la electrónica (ordenadores, internet, etc.), "hace tiempo" que no se produce un avance tecnológico que cambie significativamente la vida del ser humano. Quizás sería momento de plantearse nuevas fuentes de energía que tengan un espíritu acorde con la propia naturaleza y que no supongan una amenaza para ella. Se hablará también más adelante de los avances tecnológicos y científicos...

En cuarto lugar, este blog amparará todo tipo de vertientes artísticas: musicales, culinarias, pictóricas, fotográficas, etc. Al fin y al cabo, y esto enlaza con el segundo párrafo de esta entrada, el arte sí que es inequívocamente intrínseco del ser humano. Sólo el hombre posee el don del arte.

Espero que todo el mundo se vea con cabida en esta comunidad,

Un abrazo,
Carlos